El viernes 11 de junio, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, vivimos en nuestra Venerable Hermandad y en nuestra parroquia un día histórico ya que por primera vez procesionó, aunque solo por su nave, el Santísimo Sacramento.

Tras la celebración de la Santa Misa, oficiada por el Rvdo. Padre D. Francisco Aurioles, que fue Función Principal Eucarística y colofón del tradicional Triduo de Adoración a Jesús Sacramentado, el Santísimo Sacramento recorrió la nave de nuestra parroquia en una carroza que la Hermandad preparó para tal acto, acompañado al órgano por José Miguel Navarro, en un ambiente de emoción y oración ante el paso del Señor.

Al llegar la carroza al dintel de la puerta de nuestro templo, la custodia descendió de la misma y desde allí fue consagrado y bendecido el barrio de Las Delicias y por ende el resto de barrios de la feligresía de la Encarnación.

La carroza eucarística, que fue antecedida por un pequeño cortejo de miembros de la Junta de Gobierno de nuestra Venerable Corporación, volvió a recorrer la nave del templo, recibiendo una lluvia de pétalos de rosas al pasar por el coro.

De nuevo el Santísimo fue colocado en la mesa del altar de nuestra parroquia y D. Francisco Aurioles realizó la consagración de nuestra parroquia y su feligresía, de nuestros barrios, de las Escuelas del Ave María y de nuestra Venerable Hermandad al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de nuestra Madre, la Santísima Virgen Mediadora.

Desde aquí agradecer al Rvdo. Padre D. Francisco Aurioles su participación en esta misa tan importante para nuestra Venerable Hermandad, la homilía con un contenido teológico tan profundo acerca del amor de Dios que se irradia desde su Sagrado Corazón, la bendición a nuestro barrio así como también la consagración del mismo al Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María.

Tras la emotiva celebración mucho de los fieles se acercaron a la carroza y nuestro hermano mayor repartió las espigas, los claveles y los ramos de uva que la adornaban.

Damos gracias a Dios por los frutos espirituales del piadoso triduo de adoración y que la consagración de nuestra feligresía y de nuestra Hermandad al Sagrado Corazón Eucarístico del Jesús y al Inmaculado corazón de María nos inunde del amor de Dios y nos ayude a seguir caminando en este mundo hacia nuestra salvación.